Vox populii, vox Dei

Puedo imaginar ese caluroso domingo de diciembre que se acerca a pasos agigantados:

Fue una dura contienda para los candidatos. Los comentaristas políticos elogiaron los ingentes esfuerzos del gobierno saliente por dar extrema urgencia al proyecto de inscripción automática y voto voluntario. Todo salió como se planeaba desde la última elección, cuando las estadísticas demostraron la pavorosa escalada del pacto HABEMOS y la mancha perenne de los nulos y blancos. Más aún, el establecimiento de las comunidades nativas bajo el pacto MarI-ChI-WeÜ, dejó en claro que era hora de tomar medidas de emergencia.

Hubo un sólo momento de peligro, cuando las voces del activismo y las ONF se alzaron para acusar un posible pacto entre oposición y oficialismo para perpetuarse en el poder. Por suerte, los medios (todos controlados por la Secretaría de Comunicaciones y el conglomerado Circus Entertainment Inc.) nuevamente acallaron el clamor con un nuevo escándalo del farandulero Juan "Bombín" Salas Pitilla, que acaparó portadas y minutos en los noticieros.

Todo este escenario favoreció el cambio en las condiciones del sufragio, que no fueron cuestionadas posteriormente por las agrupaciones sociales concentradas en el ATAK-K. Las negociaciones secretas para otorgarles facilidades que les permitieran seguir asistiendo a congresos y seminarios pro sociedad civil en el extranjero surtieron su efecto.

A esas alturas, mientras los candidatos se concentraban en poner su cara ante cada centímetro cuadrado del campo visual de transeúntes, obreros, choferes, estudiantes, dueñas de casa y oficinistas; mientras los balbuceos de sus pesadas retóricas neo-despotistas resonaban en los parlantes de buses articulados, automóviles a gas natural y radios FM/MP4, la maquinaria oculta de los comandos políticos reunía a agentes de la TÍA y dineros recaudados por el Banco Global para crear los mal llamados "incentivos electorales" diseñados para ser desplegados durante toda la jornada electoral dominguera en barríadas populares y sectores aledaños a los locales de votación.

La estrategia no estaría exenta de medidas de fuerza, como las planificadas por el Ministerio de Habitación, que condonaría la deuda a aquellos que aceptaran escoger a los candidatos oficialistas, en una maniobra llamada "vota la casa". Lamentablemente dicho plan fue denunciado escandalosamente por la dirigenta de los deudores de Indoarábiga, que prefería la oferta que le hiciera el comando de Froilán Pincheira de entregarle una casa y un auto a cada uno de sus representados si ayudaban a "acarrear" votos para su candidatura.

En fin, ese domingo de 36° a la sombra, según informó el Servicio Meteorológico, mi curiosa mirada se detuvo en unos jóvenes y sonrientes sufragantes, algo pasados a Cannabis Sativa, que dirigiéndose a la mesa de votación con su carné de identidad entre los dientes, lucían un paquete de cigarros Bello Monte en una mano, y en la otra una refrescante lata de Citrus Stones, ofrecidos estos últimos un par de cuadras más allá del local de votación por miembros encubiertos del comando de algún astuto candidato de poca monta que, contra toda expectativa, salió ganador en su distrito a pesar de haber presentado su candidatura el último día de plazo y sin haber gastado un solo peso en hacerse campaña previa.

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Anonymous Anónimo dijo...

Me recuerda a rosa de aric, que con sólo un segundo en pantalla llegó al escaño parlamentario.
Excelente muestra del miserabilismo electoral, y de las maquinaciones de una sociedad ciberpunk.

10:11 a.m.  
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