Gringos hermosos

Los gringos hermosos como coronas de blond regalia se pavonean por los escenarios, tomando en sus pequeñas cannons las imágenes que harán historia. Allí a su derecha, registramos la vez que le metimos un palo de escoba en la cuea a un iraquí. Sí, sí, aquí trajimos el technicolor, como los cowboys mulas que llevaron la biblia en odres de rubio oro barato, o como las placas de John Smith que fundó un imperio sobre la imagen de un cristo americano, que predicaba en nahua. Pero claro los iraquies no son capaces de notarlo todavía, aún sumidos en el medioevo de la historia, embriagados por la gran Bagdad, y sus callejuelas intrincadas como los circuitos verdes de un tomahawk. Y claro con el rojo furioso del REC, van captando las instantáneas de sus viajes. Vamos digitalizando los cuerpos mutilados, las cabezas etéreas que se suspenden como gruesos trofeos. Allí está el marine que feliz se hizo tatuar con dos decapitados del vietcong. Y en su rostro atolondrado la infamia... Y en los rostros de los hueones que nos quedamos mirando como bestias devoradoras del gran ícono aguardamos que la mierda nos suba hasta el cogote, para que nos digan que tenemos que pararnos de cabeza ahora.