How Fortunate The Man With None x Bertolt Brecht

Habéis visto al juicioso Salomón
Y sabéis qué fue de él.
Lo complejo le parecía fútil.
Maldijo la hora que lo vio nacer.
Y supo que todo era vana ilusión.
¡Cuán grande y sabio era Salomón!
Mas el mundo, sin embargo, no tardó
en sacar su propia conclusión.
La sabiduría fue su perdición.
¡Qué afortunado el que no la tiene!

Habéis visto al valeroso César después
Sabéis en lo que se convirtió.
Lo deificaron en vida
Y, aún así, lo mataron.
Y mientras alzaban el puñal fatal,
Exclamó fuertemente: ¡tú también hijo mío!
Mas el mundo, sin embargo, no tardó
en sacar su propia conclusión.
El valor fue su perdición.
¡Qué afortunado el que no lo tiene!

Habéis oído del veraz Sócrates
El hombre que nunca mintió:
No fueron tan agradecidos como creeríais
Por el contrario, los regentes lo enjuiciaron
Y le dieron s beber la cicuta.
¡Cuán veraz era el noble hijo del pueblo!
Mas el mundo, sin embargo, no tardó
en sacar su propia conclusión.
La verdad fue su perdición.
¡Qué afortunado el que no la tiene!

Conocísteis a Martín, el santo.
Quien penuria ajena no soportó ver.
En la nieve vio a un hombre tembloroso,
Le dio la mitad de su manto.
Y así como aquél se congeló.
¡No le importaron los bienes terrenales!
Mas el mundo, sin embargo, no tardó
en sacar su propia conclusión.
La generosidad fue su perdición.
¡Qué afortunado el que no la tiene!

Aquí podéis ver a respetables parroquianos
que cumplen los mandamientos del Señor.
Él nos ha hecho caso omiso.
Vosotros que estáis seguros y abrigados bajo techo.
Ayudad a aliviar nuestra amarga necesidad.
¡Al principio fuimos virtuosos!
Mas el mundo, sin embargo, no tardó
en sacar su propia conclusión.
El temor de Dios fue nuestra perdición.
¡Qué afortunado el que no lo tiene!