Añoranzas







Oh, añoranzas sobre añoranzas
Cuantas veces no quise saltar de un edificio por miedo a las incertidumbres
Cualquier evento me parecía sutil al lado de un viaje último a los intersticios de la vacuidad máxima
Pero tuve que sucumbir y sumergir mi cabeza redonda
en las amnióticas sales de la quimera
Aquel Maya que circuncidaban los hindus en sus giroscopías cerebrales
más a razones de costumbre que a imposiciones de su fe trasiega
Y yo ahí como uno más de los que cada día daban sus espaldas contra un muro barato de injusticias, atesorando recuerdos como un hobbista empedernido
como un coleccionista de instantes paradojales y besos arrancados de la matriz de rosas y espigos que es el jardin de los transhumantes.
Tan sólo me quedaba esperar como mis anhelos se desvanecían en desidias incontrolables*
y esperas irrítmicas
de esta nueva Pax o
Gran Sosiego en que estaba inmerso.

* Había uno que otro blog que sólo arrumaba polvo cibernético, más espeso y patético que aquella piel espesa y acarosa de los estantes.