Valores universales

Mi hermano miserable me ha hecho ver mi más profunda inconsecuencia y su norme virtud. Él ha volcado su corazón hacia el prójimo como ningún otro. Ha sido capaz de ofrecer la otra mejilla e incapaz sería de lanzar la primera piedra.

Mas yo, en mi profunda equivocación fariseica, prediqué en contra de la opresión y la tiranía, sin embargo, abusé de aquél que estuvo a mi merced, me hice deleitar por serviles doncellas, lavaron mis pies manos ardorosas, vendimiaron mis campos cansados brazos labriegos.

Es así como en este día resurrecto me levanto para decir no a tales abusos, pido misericordia y me arrodillo a los pies de mi maestro. Ofrezco setenta veces siete mi mejilla a mis verdugos. Tiendo una mano fervorosa al labriego, a la doncella, al sirviente y los conmino a levantarse y a caminar por la senda de la libertad.

¡Viva la libertad, la igualdad y la fraternidad!