Aemaeth, el robot traductológico

Cuando el último ser humano hubo expelido su aliento de vida, los siervos robots decidieron traducir todo el conocimiento humano en una sola lengua estandarizada para de ese modo eliminar las pilas de libros e información que quedaron de la otrora oscura era de sus amos:
En su celda del Núcleo de Normas y Estándares Oficiales, Aemaeth, unidad traductológica del imperio, reconoció belleza en una articulación lingüística que estaba vertiendo a la lengua estandarizada del imperio; no obstante, con su monitor semasiológico en alerta, debió rápidamente optar por escribir una versión deslustrada en su lengua binaria, borrando, de paso, de la faz de la tierra, cualquier vestigio de esa singularidad literaria.