Lo más miserable del año

Lo más miserable del año fue comprobar que sin importar los medios altamente tecnológicos que están disponibles en estos momentos por los múltiples columnistas de nuestros escuadrones de la miseria virtual, nada fue logrado en plenitud. Desde marzo de este año donde parecía que los anchos de banda nos escaseaban para publicar las malas nuevas a los aún optimistas sectores de la raza humana, hoy en día ni siquiera el polvo se acumula sobre los contenidos heréticos de nuestra humilde publicación. Aquellos que revelaron las nuevas armas para la que sería considerada previamente como la más colosal batalla de los sitios donde se publicarían los artículos que desmembrarían la estructura inmunda de la realidad factual, fueron los primeros en lanzarse en paracaídas desde el segundo piso de nuestra escalada al cielo literato. Algunos incluso más miserables negarian su presencia en los círculos miserables debido a sus muchas labores prosaicas y defectivas.

Dentro de otras miserias podemos agregar la ignominia del gran flujo virtual literario que esquivó cual espiritu del viento nuestros descatenados intentos por lograr la conciencia miserabilista intelectual. También aquellos que decían haber escuchado alguna vez de la publicación y que enviaban saludos y promesas de cooperación. A todos ellos gracias por su ausencia.

Pero lo más rico y a la vez miserable de este año es saber que mientras se nos acaben las ganas de participar en cuanto proyecto se nos ocurra mientra ingerimos bebidas alcohólicas, y cuantos pobres pajeros eyaculen antes de penetrar a su hembra, o que se caigan los dientes debido al exceso de fluor en el dentífrico cotidiano, siempre habrá algo miserable sobre lo cual escribir. Y ahí estaremos nosotros, o quizás otros culeados para recordárselo, o quizás no habrá nadie, no importa, igual de algo vamos a escribir. Háganse KK en el 2005.


¿Se me habrá olvidado algo miserable de este año? Cuente su experiencia.

Etiquetas: