Miserable feelings again

Héme aquí viviendo mi propia miserabilidad a concho... casi disfrutándola. Es necesario resarcirse de tanto daño ejercido sobre mí mismo. Es necesario levantar la cabeza y lanzar un grito desgarrador, aunque suene como un trino. Es necesario hacerle Ctrl+Alt+Supr a toda la modorra, al cansancio, a la desidia. Es necesario cargarse de energías, hacerse gregario. Es necesario amar sin pedir nada a cambio, perdonar y olvidar. Es necesario llorar a mares hasta perder las lágrimas. Es necesario no perder el rumbo, rescatar los lazos perdidos. Es necesario abrir los brazos para recibir al desvalido. Es necesario dejar la coraza a un lado y dejarse invadir por el afecto. Es necesario dar el paso decisivo. Es necesario dejar de lamentarse.

¿Será que estoy olvidando mi realidad? ¿Será que al fin estoy aprendiendo? ¿Será que al fin encontré mi centro? Quiero compartir esto con alguien, con todos. Quiero abrir los brazos y estrechar al mundo en un gran abrazo, a ver si con eso logro robarle apenas un trocito de felicidad. Quisiera ser el cáliz y el pan. Quisiera traer la buena nueva. Perdonar a todo el mundo. Alzar los ojos al cielo y esperar la venida del Padre. ET... ET phone home!!!

Quisiera abandonarme. La adolescencia ha sido demasiado larga. La adultez es la condena de los incautos. ¿Es posible abandonarse? ¿Quien quedará cuidando de mi cuando me vaya? ¿Podré arrepentirme y volver?

La vida es un teatro. De la nada, aparecemos, de tras el telón, desarrollamos nuestro acto, y en una reverencia, desaparecemos por el otro lado. Nadie, ni siquiera nosotros mismos, sabe qué hay tras ese telón. En el momento que saltamos a escena, lo olvidamos. Y una vez que volvemos allí, desaparecemos por siempre... ¿o no? Y ¿quién nos observa? ¿Tenemos espectadores? ¿Hay un respetable? El aplauso, al parecer, nos está vedado. Es difícil así, no sentirse marioneta.

Una última cosa, hemos de derogar algunos consejos que de puro rancios, se han vuelto inopinables, sin embargo, nos han hecho más miserables: no hagas algo de lo que después te puedas arrepentir.

Instáurese este nuevo consejo, para todas las nuevas generaciones, y para las viejas con capacidad de reconversión: no dejes de hacer algo de lo que después te puedas arrepentir por no haberlo hecho y para amedrentar a los más escépticos intercálese entre "arrepentir" y "por" el adverbio: amargamente.

Viva La cornucopia. Muera al fin la weá miserable.

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