Ya no estaba ahí.El seco Olivo

Abrí la biblia como un eterno curioso de los libros ancianos que se deshacen a modo de miasmas polvosas en el anaquel del cuarto de lavado. Estaba sobre un atado de revistas pornos italianas, de esas peludas, que mi papá en sus devaneos juveniles consiguió robándoselas a un viejo tío mercante. Las había también japonesas, con su cuota de alteridad semántica pululando por las páginas como signos de un espacio desconocido.

Y sobre su atado de coloridas imágenes de cachas, estaba el Libro, como conteniendo la explosión de lujuria que de allí salía. Normalmente, lo habría retirado con cuidado y habría echado embrague suelto a mis ansias onanistas, pero como pa eso esta el computador y sus bits calenturientos, me decidí a atomar en cuenta ese cartapacio de alucinaciones orientales, que yo consideraba la biblia.

Primera página, un pequeño sondeo, un skimmin como dicen los gringos y luego, doy con el link necesario. Dicen que este es el primer Hipertexto, yo no lo creo. "Oh you of little faith", enuncia Cristo que hablaba en inglés (o griego en su época (o gringo)), con los ojos desorbitados ante la tamaña incomprensión de sus discipulos. "Raza de idiotas", diría un carabinero ofuscado por el caminar lento de los transeúntes por la ciudad, "debieron conquistarnos los alemanes".

Odioso Cristo se limpia la saliva que ha derramado por el lugar, el jirón blanquecino, que cae como un helicoide de rabia y tatúa el suelo con su platinado, le rememora la sangre que evacuará por estos hueones en un acto de amor summun, y de entrega total. "Habría deseado ser Mohammet, copular como un camello de dios sobre su traílla de esposas, y triunfar sobre medina como un falo lustroso". Pero no a mí destino de ciudades extensas, bajo la cruz del sol endemoniado, gritando mi fuego con los labios cerrados, sucumbiendo en mi interior como un seco olivo.

Etiquetas: ,