Efemérides
5 de noviembre de 2009
Norberto se encontraba revisando sus cuentas tras interminables horas de trabajo aquella jornada. Su cerebro embotado lo obligaba a hacer ingentes esfuerzos por concentrarse en comprender el porqué de tamaña diferencia entre los resultados de una suma y de otra. De pronto, algo hizo clic en su cabeza, un escalofrío recorrió su espina dorsal y un calorcillo empezó a brotar de sus mejillas sonrosadas. En su mente desfilaban recuerdos brumosos de luengas jornadas laborales a merced del hambre y del sueño, presa de calambres corporales, noches insomnes, días calurosos y una extraña sensación de pánico. Puso fin al carrusel con una exclamación: ¡Me han estado cagando, por la mierda!
Norberto se encontraba revisando sus cuentas tras interminables horas de trabajo aquella jornada. Su cerebro embotado lo obligaba a hacer ingentes esfuerzos por concentrarse en comprender el porqué de tamaña diferencia entre los resultados de una suma y de otra. De pronto, algo hizo clic en su cabeza, un escalofrío recorrió su espina dorsal y un calorcillo empezó a brotar de sus mejillas sonrosadas. En su mente desfilaban recuerdos brumosos de luengas jornadas laborales a merced del hambre y del sueño, presa de calambres corporales, noches insomnes, días calurosos y una extraña sensación de pánico. Puso fin al carrusel con una exclamación: ¡Me han estado cagando, por la mierda!
Etiquetas: Cuentos miserables, El otro humor, Ser miserable
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Pobre Norberto, casi se va pal otro lado!
Está bueno.
<< Pa la casa!