La Media Vuelta

Llegamos a lo más profundo de este abismo. Ya nada queda más allá. Cercanamente, a solo pasos, la entrada truinfal de la nueva literatura lo hace de este modo. No otro. Así de coaticos volvimos a las andanzas multifuncionales de nuestra literatura espontanea. Con el pie espontaneo que pisa mierda, se gesta el devenir ipsofacto, ad valorem y de un paraguazo. Así de brigidos, concatenando sentido en la dirección correcta. la de este viento vital. Me veo más alla. Espontaneo y cercenador, la nueva pluma rompe los mundos y con ello a los inmundos. Como un Dios errando, dejando la pura zorra adrede. Y que así sea su voluntad entonces, en el máximo de los egoismos. Sentirse divino, y de repente, se acaba. Llega alguien a cortar la entrada. Entonces nos despedimos, quizás algo vimos o de algo te acordaste. Cercenado e inmundo, el cadaver del recuerdo muere de nuevo frente a tu ojos. Ya no quedaba nada más de este regreso. Quizas nunca me fuí. Me dormí y desperté. Y al otro lado estaba yo.

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Universidad de la Rocha

El tamaño de tu pene es el tamaño de tu erección.

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Efemérides

5 de noviembre de 2009

Norberto se encontraba revisando sus cuentas tras interminables horas de trabajo aquella jornada. Su cerebro embotado lo obligaba a hacer ingentes esfuerzos por concentrarse en comprender el porqué de tamaña diferencia entre los resultados de una suma y de otra. De pronto, algo hizo clic en su cabeza, un escalofrío recorrió su espina dorsal y un calorcillo empezó a brotar de sus mejillas sonrosadas. En su mente desfilaban recuerdos brumosos de luengas jornadas laborales a merced del hambre y del sueño, presa de calambres corporales, noches insomnes, días calurosos y una extraña sensación de pánico. Puso fin al carrusel con una exclamación: ¡Me han estado cagando, por la mierda!

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Cita irónica de la semana

"Yo no sé qué está pasando en el mundo: en Bolivia, un indio es Presidente. Y ahora, en Estados Unidos, un negro".

- Evo Morales, presidente de Bolivia

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ACTKK, el placer de hacerse caca

ACTKK, (léase "hácete caca") fue un experimento en la universidad católica de Valparaíso, por allá a fines de 1990.

Tenía un tiraje limitado (solo un artefacto o revista) que era compartido entre varios giles. Su confección era por medio de hojas tamaño oficio o carta, dobladas al medio y atiborradas manualmente con la imaginación caligráfica y pictórica de sus colaboradores. Distintos medios eran utilizados, como plumones, lápices de colores, grafitos; además de la reutilización de revista y otros documentos serializados.

La confección de sus portada era diversa pasando por el uso de papel de lija, cartones, cordones, alambres, plástico, cinta adhesiva y otros materiales.

Logró tener más de una decena de ejemplares, de los cuales algunos se han perdido probablemente para siempre, dada su naturaleza de mono-publicación: un solo ejemplar distribuido de mano en mano.

No contaba con ningún tipo de publicidad o financiamiento, por lo que es muy probable que usted no lo conozca, pero no importa es parte de la naturaleza de la reísta.

Con las bondades de las nuevas tecnologías, podemos observar y disfrutar nuevamente de este pedacito de historia local que muy pocos conocen.

(Fuente: http://chumpiru.net63.net//actkk.html)


Ejemplares digitalizados disponibles en scribd.com:

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Un conde sincero

Fue en al año 1898 que el Conde Arnaldo de Charchemont se encontró en la avenida principal de esa ciudad inglesa con su amigo el marqués Elfio Salamandra. A pesar de que el marqués intentó ignorar al Conde en todo momento, Arnaldo de Charchemont se hizo graciosamente al frente de su señoría para que lo viera.
—¡Conde Arnaldo de Charchemont! Cómo me complace gratamente veros. ¿Qué noticias aguardáis?
—Pues todo muy ventajoso con ayuda del redentor, ciertamente. He sabido, mi buen marqués, que el gran Duque de Monterrola ha organizado una fiesta en honor del aniversario de su hija, quien cumple quince años. Como ella es vuestra ahijada, y dado los intereses mutuos que nos obligan, me he tomado el atrevimiento de preguntaros si es posible ser invitado a tan alta ceremonia de alcurnia.
—No sé… —alargó las sílabas el marqués. En su fuero interno sopesó la situación cautelosamente. Charchemont, hijo del gran Conde Luis Artisté de Charchemont, no era precisamente una buena compañía en los tiempos de la época victoriana. Sufría de una dolencia, que buenos científicos y médicos supieron intitular el "mal de la boca del diablo", que sumado a la dipsomanía del Conde lo convertían en una amenaza social por su desparpajo al mencionar las zonas pudendas de los gentiles y otras indecencias varias. Sin embargo, esta petición del Conde, se podría convertir en ventajosa para desprestigiar completamente la vida pública del conde y así deshacerse de él y los asuntos que los ataban. Finalmente, tras meditarlo, decidió invitarlo a la Ceremonia del Aniversario de los Quince Años de la Hija del Duque de Monterrola, Petronila de Monterrola, infanta por gracia del rey.
Muy gratificado el Conde Arnaldo de Charchemont se dirigió a su casa tejiendo coplas a lo terrenal en su mente. Al llegar, hizo que sus sirvientes le preparan un baño en esencias delicadas y se acicaló para ir hacia la ceremonia de la hija del Duque de Monterrola.
Llegó a la hora exactamente y entró dejando su capa y sombrero al paje de la entrada.
El edificio estaba preparado hermosamente, encortinado de techo a suelo, con púrpuras y telas de seda. Pronto la fiesta estuvo de muy buen ánimo y el Conde comenzó a sentir los efectos de los brebajes que gustoso le escanciaba su "amigo" el marqués de Salamandra.
La madrastra de la jovencita con cortesía y majestuosidad interrumpió el baile para dar inicio a una competencia de adivinanzas. Charchemont, ya borracho se incorporó de un salto.
—Eso adivinanzas, yo soy muy bueno—dijo y la congregación le contempló seria. Elfio Salamandra se ocultaba en una esquina, mordiéndose los labios para no soltar una carcajada. Aguardando el suicidio social de Charchemont, se dio inicio a la competencia.
Enriqueta, una jovenzuela, amiga de la festejada, subió a una silla y se preparó para recitar su adivinanza:
—Es redondito, redondete
mucho gusto tiene la novia
cuando su novio se lo mete.
Narcótico el conde de Charchemont, apura su mano en alto y gritando a viva voz hacia el respetable público larga la sentencia de su respuesta:
—Eso el pico! —grita satisfecho. Las damas de alcurnia sienten sus cuerpos desmayar y los gentileshombres apuran sus manos sosteniendo las empuñaduras de sus armas. Desfigurado de ira ante tal impertinencia, el Duque de Monterrola, patrón del hogar, anuncia desde un rincón:
—Bajuno sois; no os percatáis acaso que la solución es el anillo. Pajes, traed el sombreo y la capa, pues el caballero se retira de esta fiesta honorable.
Humillado y percatado de su desliz, el conde de Charchemont no da crédito a su equivocación y tratando de guardar la compostura se disculpa ante todos.
—No es menester paje que traigáis el sombrero ni la capa. Me disculpo por tan magnánima falta ante tan altas y honorables damas y virtuosos caballeros, pues es así que mi inconsciente ha sido más rápido que mi intelecto en resolver el acertijo y os juro que no hay mala intención en mi quehacer. Os ruego por consiguiente que me brindéis el vuestro perdón, pues es más noble aquél que sabe disculpar a su prójimo, que aquel que se solaza en la discordia. Os imploro dejadme permanecer en esta fiesta.
Fue tan claro y hermoso el alegato del Conde que todos los presentes bajaron sus cabezas y asintieron a su permanencia.
Siguió entonces la infanta Clariseta, hermosa pequeña núbil que ascendió a una silla para pronunciar más alto su adivinanza:
—Entra lo duro en lo blando
y quedan las bolas colgando
Agobiado por una furia resoluta, el conde lanza su diatriba:
—¡Eso es el pico!—se desfigura su rostro. No bien hubo mencionado la insolencia, el duque de Monterrola llama a sus siervos:
—Pajes, traed el sombrero y la capa, pues el caballero se retira de esta fiesta honorable.
—Pero que ha acontecido, no era acaso el membrum virile la respuesta—implora confundido el conde.
—Fauno sois. La respuesta era el aro pues son las perlas las que quedan colgando…
—Os ruego disculpéis como buenos cristianos el error acometido, que no hay mala intención en mi hablar—se disculpa el Conde.
—Os advierto Conde, que por ser buenos cristianos y sobre todo siervos del buen señor Jesucristo, que no cometió falta alguna y libró a toda la humanidad de sus pecados, os concederemos una segunda oportunidad, pero no bien faltes nuevamente, se os retirará de esta fiesta honorable.
Agradecido el Conde, hace una reverencia.
Entonces sube la hija del conde, la bella Petronila, para recitar su adivinanza:
—En las manos de las damas
a veces estoy metido
unas veces estirado
y otras veces encogido.
Todos contemplan al conde de soslayo, aguardando su desparpajo. El Conde tras meditarlo un instante, anuncia en voz alta.
—¡Paje! Traed mis sombreo y la capa. ¡Nadie me va a convencer de que esto no es el pico!

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El cucho and Yoda

Mis suegros cuidan mi gato siamés llamado Yoda. Este gato es obeso mórbido. El "gatito" no come desaforado, al menos cuando uno lo está mirando. El veterinario dice que es por culpa de su metabolismo, un poquito más lento. A su vez, en el campo, donde vive mi hermano, hay un gato samiés, llamado Cucho, que al modo de Buck, el perro cuico protagonista de la Llamada de la Selva de Jack London, pasó desde una vida acomodada, bebiendo agua mineral sin gas y sin sodio, a una existencia agreste y dura, en la dureza del campo, temiendo por su vida a cada instante, producto de perros salvajes, heladas y picotasos de gallos celosos. Tantos peligros ha debido sortear el Cucho, que se cultivo en un gato esbelto como un náufrago en una isla desierta.

Comparación esquemática del Cucho [Derecha] y Yoda [Izquierda].
Nótese la masa corporal del segundo


En una visita a la casa de mi hermano, mis suegros llevaron al Yoda, mi gato mórbido, en su cajita para que compartiera con ellos una semana de vacaciones, en la tranquilidad de la naturaleza rústica.

El Cucho, gato grácil pero escualido quedó atónito al ver al Yoda. Jamás había presenciado tanta voluptuosidad y abundancia. Durante toda esa semana el yoda recorría con cuidado la casa y el cucho atrás le miraba cauteloso también.

Cuando se fueron mis suegros del campo, tomaron al Yoda y lo pusieron en su cajita. Se despidieron e incluso generosamente le dejaron comida al Cucho, de esa engordadora que come el Yoda.

Pásmados de sorpresa quedaron al llegar nuevamente a la ciudad capital. En la maleta del auto se oyó maullar un quejido. ¡Era el Cucho! Se había ido de polizón en el auto, huyendo de la extremura del campo a la comodidad citadina que vivía el Yoda.

El cucho parece el hermano menor del Yoda.
Ambos comparten en este momento la comodidad citadina.


Ahora, al cucho le tocó su vacación y parece no extrañar la ruralidad todavía.

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I - Internacional Miserable

Es bien sabido que en los albores del siglo XXI surgió una suerte de movimiento político-artístico-literario dedicado a reivindicar el sentimiento, posmodernista y posdadaísta, de la miserabilidad de la condición humana. Dicho movimiento cobró su máxima representación en los trabajos de pensadores, musicólogos y artistas gráficos como Erector Cabrera o Rodrigo Bascunant y Aldacius Ribeiros. El fulgor de aquellas lumbreras tuvo tal revuelo que muchos otros hombres destacados de la filosofía, las artes y las letras se sumaron y contribuyeron a desarrollar el aparato reproductor de miserias que estos pioneros lanzaron al mercado.

En todas partes del mundo surgieron, como callampas, avogadores del sentimiento miserable. Las economías sufrieron las debacles de la desidia y la modorra, frutos primigenios de la labor de semejantes genios.

Llegó un momento en que el mundo se paralizó. Se formó una nebulosa que no permitía distinguir realidad de ficción, verdad de virtualidad, razón de sinrazón, torpeza de genialidad, atributo de defecto. Lo bueno era a la vez malo, y lo malo aún más malo.

La humanidad involucionó. Se formaron tribus urbanas, que poco a poco, emigraron de las ciudades, se establecieron en pequeñas comunidades gregarias. Desapareció todo vestigio de invención o creatividad humana. Las bestias heredaron la tierra y la mujer se convirtió en líder de la raza humana. Fue el fin de milenios de dominación masculina. Fue la muerte de la civilización entendida por los hombres. El mundo olvidó todo lo que antes hubiera sucedido. Los hombres terminaron por extinguirse, ya que en el nuevo orden, las mujeres hallaron la manera de mutar y autoprocrear.

Quien les relata esta historia se llama Balbuena Ojeda, hija de Ojeda Pereira, hija de Villalón Palma, hija de Robles Ribadeneira, hija de... bueno, no viene al caso relatar la genealogía de la autora.

Si quiere seguir leyendo la historia de los orígenes de la civilización neo-occidental en La Enciclopedia Cornucopiada, edición año 6096, mande sus comentarios, no sea miserable.

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Chistes religiosos

"Una vez le pregunté a Jesús: -¿Cuánto me amas? Y él me respondió: -así te amo. Y abrió sus brazos y murió por mí".

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