Ya no estaba ahí.La colega de filosofia

La filosofía era su arma de filo candente. Su vaporoso hálito de deseo y concuspicencia surcaba el corto espacio de mirada estólida, volviendo mis huesos milhojas descascarados. Me rompía en pedazo delante sus ojos cristálidos. Una metamorfosis angustiosa reverberaba de aquellos trozos de existencia ocular, llenándolo todo con su vestido iridiscente.

Me hablaba de dioses babilónicos que con sus rostros desencajados por el paso de los siglos iban colmando nuestras habitaciones íntimas, como si fuese demonios poseyentes de nuestro idilio glorioso. Las huestes de los arcademonios nos tomaban en sus brazos y nos hacían levitar... Nunca me había impresionado tanto "The Exorcist", las alucinaciones fantasmagóricas de Karras, las alusiones a Morduz, y el etc. de antiángeles, vómitos resurgentes gargantas atiborradas, y sus imágenes asquerosas.

Que delicia oír su voz polifónica como acantilado de aves en estampida, su cuerpo contemplar en la penumbra ofuscada de los colegas enrevesados en sus menudas circunstancias. y yo ahí sufriendo por tener alguna pequeña sensación de su esquivo aroma. Palpitar contra su pecho enhiesto...

Pero siempre venía alguien arruinaba el momento. Me tomaban los alumnos con sus cuestionamientos banales de suspender una prueba, ese ánimo barato de posponer la vida en busca de una respuesta final, que deplorable...


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